viernes, 7 de agosto de 2009

Brutalidad de la Policía Municipal en Madrid




La Autoridad califica de "mierda" los libros de unos vendedores ambulantes. Y es que las armas del poder y la cultura siguen siendo incompatibles.


“¡Vamos, fuera de aquí, siempre con la calle llena de mierda. Si mañana os vuelvo a ver, me lo llevo todo!”

Mientras vociferaba, aquel tipo la emprendía a patadas despectivas con las mantas que servían de de tenderete a los vendedores ambulantes, y lo que él calificaba de “mierda” eran… libros.

La escena se produjo una tarde de agosto en que paseaba por la madrileña Glorieta de Carlos V (Atocha) Miraba los ejemplares expuestos en el suelo cuando el estridente frenazo de una furgoneta blanca nos alarmó tanto a vendedores como a clientes. Dos individuos bajaron de aquel vehículo sin ningún distintivo policial y comenzó el numerito. Ambos iban vestidos de paisano, pero su aspecto era el típico de los paramilitares de alguna república bananera: gafas oscuras, pantalones estilo camuflaje -supongo que por la cercanía del Jardín Botánico- camisetas apretadas para marcar músculo, riñonera en la que llevaban la pistola y pelo casi rapado, es decir, auténtica estética de despreciables chulos.

Cuando pedí una explicación por aquel comportamiento, mientras los vendedores recogían sus bártulos a toda prisa, como únicas respuestas sólo recibí un empujón, un irrespetuoso “lárgate” y un carterazo a cinco centímetros de la cara que me obligó a ver una placa: eran policías municipales

No hay comentarios:

Publicar un comentario